martes, 13 de junio de 2023

¡ANÍMATE!


 

Queremos ayudarte a descubrir lo que el Señor, que te ama entrañablemente, como nadie puede amarte, ha soñado para ti desde antes de la creación del mundo.

Queremos contarte lo que el Señor ha hecho en nuestra vida, que el Señor ha estado grande con nosotras y somos felices.

Queremos que nos acompañes en nuestra oración y adoración, y en nuestro silencio y en nuestra comunión fraterna.

¡Ven!  ¡Ven y verás!

domingo, 8 de mayo de 2022

DOMINGO DEL BUEN PASTOR. 1968


En 1968, un domingo como hoy, escribía en su diario Sor Mª Teresa:
 




Hoy dominica del Buen Pastor, día mundial de oración por las vocaciones y día de retiro.
He recibido de Jesús una luz especial acerca de mi misión como contemplativa en la Iglesia.
Pensaba en la gran necesidad que tiene la humanidad de apóstoles ardientes, de misioneros generosos, de educadores abnegados, para hacer conocer y amar a Jesús y comunicar su Evangelio al mundo que cada vez se aleja más de Él.
Comprendí entonces que mi propia vocación es escogidísima y no necesita de mucho número para cumplir su misión, sino más bien de almas santas y verdaderamente contemplativas.
En efecto: un solo hombre contemplativo, Moisés, en el monte era suficiente para sostener el esfuerzo y el valor de miles de valientes soldados, de todo el pueblo de Dios que se batía en dura lucha contra los enemigos; y un solo hombre con los brazos levantados era capaz de alcanzarlos la victoria. ¡Un solo hombre para sostener miles y miles!
¡Cómo debe de estimularme este pensamiento para no dejar caer mis brazos jamás! Pueden depender de mí solamente, personalmente el celo de miles de misioneros, el ministerio sacerdotal de miles de sacerdotes, la labor educadora de miles de religiosas, almas todas que permanecerán en su puesto y cumplirán con su misión en tanto en cuanto yo permanezca despierta y atenta ante el trono de Dios fiel a la mía, orando y sacrificándome por las almas.
Sentí grandísimos deseos de extender  por toda la tierra el reino de Cristo y le ofrecí todo el amor ardiente de mi corazón para que lo derramase sobre los hombres.
¡Oh, qué dilección, qué ternura de amor supone en Jesús la elección de un alma consagrada! Para ella son sus más regaladas confidencias, sus más delicados mensajes, sus mejores carismas, su confianza y su amor. Cerca de Jesús no se extraña de la incomprensión del mundo ni de sus desprecios, ni de su odio, pues todo esto se lo tiene anunciado ya el Divino Maestro.
Unirá su inmolación diaria a la de Aquél que la ha escogido y con su fracaso y muerte salvará  y dará la vida al mundo.
¡Eternas paradojas del Evangelio!
¡Oh Jesús! ¡Que nada pueda ya estorbar mi unión contigo! Quiero ser tu cooperadora fiel en la salvación de las almas permaneciendo aquí, junto a tu Sagrario, guardiana fidelísima de tu Eucaristía, entregada por entero a tu amor, testigo de tu presencia en el mundo: ¡quiero ser también y sobre todo tu “cielo de reposo” donde descanse complacido tu Corazón!