viernes, 1 de mayo de 2020

MI OFRENDA AL AMOR




       Iniciamos una andadura con este blog para dar a conocer la vida espiritual de Sor Mª Teresa de la Inmaculada, una hermana Clarisa fallecida en 2017, en el Convento de la Santa Cruz de León: UNA VIDA SATURADA DE AMOR.

Comenzamos con su Ofrenda al Amor que ella misma escribió en el año 1961 y que muestra su ardorosa entrega a su Esposo Jesús y su inquietud porque los jóvenes le conozcan, le amen y le sigan radicalmente.












Oh Jesús,  Centro adorado de mi corazón y alegría única de mi vida.   
   Envuelta en el manto de mi Madre, la Virgen, quiero renovar en tu presencia el total ofrecimiento de mi ser y de mi vida al servicio de tu amor.
¡Recíbeme íntegramente! Y al hacerte Dueño absoluto de todo cuanto soy y cuanto puedo, estoy dispuesta a aceptar de tu mano divina, con espíritu de amor tanto las penas como las alegrías que te dignes enviarme, pudiendo disponer de mí según tu beneplácito divino, porque quiero ver solamente con tus ojos y tener un solo querer contigo.
Me arrojo por tanto con ilimitada confianza en tus brazos amorosos, con la seguridad de que en mis posibles desalientos y caídas, ellos me han de sostener con infinita piedad y me han de comunicar la fortaleza necesaria para superar toda aflicción y no ser jamás infiel a esta mi consagración al Amor.
Te confío asimismo todos los sucesos de mi vida: mis preocupaciones, mis alegrías, mis derrotas, mis pesadumbres y mis inquietudes todas, y descanso en Ti sin temores, porque en tus manos ha quedado mi suerte y toda mi vida saturada de Amor.
¡Oh Jesús amadísimo! Escucha ahora la súplica vehemente que me brota del fondo del alma: ¡Transfórmame en Ti! ¡Identifícame Contigo! Quiero quedar envuelta en los incendios de tu amor infinito, tu Espíritu Santo, para que amándote inconmensurablemente quede para siempre convertida en una verdadera víctima de tu amor agradable al Padre. Y cuando llegue para mí el momento de partida de este mundo a la eternidad, suaviza con tu presencia mi inmolación y que sea el mismo amor el que me arrebate la vida.
Dame, oh Jesús, que a cambio de esta mi vida y entrega al Amor, pueda salvarte almas. Dame  un sin número de almas selectas que atraídas por el hechizo de un ideal perfecto, que eres Tú mismo,  a Ti se entreguen con todo el ardor de su corazón y en Ti perseveren creciendo en tu amor hasta la muerte.
   Concédeme, por último, que purificada mi alma con este fuego divino, lavada con tu Sangre preciosísima pueda volar inmediatamente después del destierro, sin demora alguna, a tus brazos de Esposo, donde en el éxtasis supremo de tu beso de amor cante eternamente tus misericordias por los siglos de los siglos. Amén.

 Sor Mª Teresa de la Inmaculada Reyero, o.s.c. (†)

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