miércoles, 17 de febrero de 2021

17 de Febrero

 


Miércoles de ceniza

“Convertíos, rasgad los corazones, no las vestiduras…” (Joel 2, 12-18)

“Ahora es el tiempo de la gracia” (2 Cor 5, 20)

“Cuidad de no practicar vuestra justicia para ser vistos de los hombres”

(Mt 6, 16-18)

 

            La Cuaresma es tiempo de conversión a una vida de más fervor, de más intensidad y amor. Es tiempo de reparar lo pasado y empezar de nuevo con el arrepentimiento del corazón y la confianza ilimitada en la misericordia divina. Eso será aprovechar la gracia de la salvación.

            Y Jesús me enseña cómo he de realizar esta conversión, ejercitándome en las virtudes tan importantes como son la caridad, la oración y el ayuno .

1º.- Caridad o limosna: daré la limosna de mis servicios, de mi sonrisa, de mi disponibilidad a cuanto se me pida, con espíritu sobrenatural y con el fin de agrada a Jesús y a mi Padre celestial.

2º.- Haré la oración más atenta, más humilde, más amorosa y entregada en el silencio de mi interior, en este coloquio como estoy ahora, cálido y confiado de hija que habla con su Padre con entera libertad y confianza.

3º.- Ayunaré materialmente, pero sobre todo espiritualmente, procurando no cometer faltas ni imperfecciones.

Este es el programa cuaresmal que Jesús me señala, y que yo quiero recoger con prontitud de ánimo.

¡Oh Jesús! Contigo siempre en la caridad, en el ayuno, en la plegaria. Contigo, para escuchar tu voz y tu palabra, en el silencio de mi oración y poder dedicarte mi amor y ofrecerte una vez más mi vida. Contigo quiero entrar por la senda de la cruz para aprender a sufrir contigo. Contigo quiero morir para resucitar contigo a una vida nueva: Contigo quiero vivir. ¡Siempre contigo!

 

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