20-1-1975
“A vino nuevo, odres nuevos” (Mc 2, 22)
Ahora está conmigo el Esposo: no debo dejarme esclavizar por la norma o la ley, sino que debo vivir con santa libertad de espíritu.
Me enseña, pues a desechar lo que no sirva y a usar métodos nuevos según las exigencias de las épocas.
Hoy se ha descubierto mucha luz;
época de cambios vertiginosos, pero riquísima en espiritualidad. Me adhiero a
los nuevos programas que me lanzan hacia ideales de gran belleza y altura. Descúbreme
cada día la maravilla de tu Rostro que me enamora y enajena. ¡Tú eres la eterna
novedad y belleza!
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