miércoles, 20 de enero de 2021

20 de Enero

 

22-1-1975

“Jesús dijo al hombre: Extiende el brazo. Lo extendió y quedó restablecido” (Mc 3, 5)

 


            Una vez más la caridad de Jesús triunfa del legalismo de fariseos y herodianos, que por este motivo planean cómo acabar con Él. Cuando Jesús pregunta qué se puede hacer en sábado, la soberbia no les deja contestar y guardan silencio.

            Jesús entonces, sintiendo su obstinación, cura el brazo paralizado de aquel hombre.

            Jesús es el Médico divino que viene a curar los cuerpos y las almas: cura los cuerpos para despertar la fe en los corazones, aunque muchos no quieren creer.

            ¡Oh Jesús! Te contemplo dolido ante la reacción de estos hombres, que interpretan tu gran acción misericordiosa, como ¡un pecado! Estoy contigo en esta pena y te pido luz y recto juicio para conocer siempre la verdad. Tú eres la Verdad y la Vida y yo que soy el error y la nada, quiero ser objeto de tu acción bienhechora.

            Aquí estoy ante Ti, paralizada y pobre, esperando tu intervención. Desde tu sagrario sigues difundiendo el bien y el amor. “¡Dame tu amor y tu gracia, que esto me basta!”

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